Imagen: generada por IA
¿Quién es la persona más poderosa del mundo? Definiendo al poder como la capacidad de influir en políticas públicas, mercados, y el estado del mundo de una manera que afecta el presente y el futuro de todos. Si aceptamos la noción de que “el dinero es poder”, se deduce que la persona más rica del mundo es la más poderosa. Por otro lado, si consideramos a alguien cuyas decisiones afectan directamente a la política mundial, la economía, y el medio ambiente, entonces el líder del país más influyente podría tener ese título. Actualmente, el hombre más rico del mundo es Elon Musk, y el líder del país más poderoso (incluso en lo militar) es el presidente Joe Biden, quien pronto será reemplazado por su vicepresidenta Kamala Harris o por el expresidente Donald Trump, dependiendo del resultado de las próximas elecciones estadounidenses.
El 12 de agosto de 2024, Musk y Trump, quienes posiblemente se encuentran entre las personas más poderosas del mundo, mantuvieron una conversación pública en la plataforma de redes sociales de Musk, “X”. Durante el evento de una hora y media, que abarcó una variedad de temas, se dedicaron un poco más de ocho minutos a discutir el cambio climático. El presente corto artículo de opinión no es un intento de verificar la veracidad de su conversación (otros ya lo han hecho) ni de analizar el carácter o legado de ambos individuos; es simplemente una invitación a reflexionar sobre algunos de sus argumentos y considerar sus potenciales implicaciones. Con este fin ofrezco mis comentarios:
Trump: “… la mayor amenaza no es el calentamiento global, que hará que el nivel del mar aumente 1/8 de pulgada en los próximos 400 años, y habrá más propiedades frente al mar, ¿verdad? La gran amenaza no es esa. La mayor amenaza es el calentamiento nuclear”
Trump parece sugerir que los efectos del calentamiento global se limitan al aumento del nivel del mar, pasando por alto otras consecuencias conocidas y potencialmente catastróficas, como: Sequías, inundaciones, incendios forestales, y olas de calor más fuertes y frecuentes; la reducción de recursos de agua dulce; el aumento de enfermedades transmitidas por vectores; un menor rendimiento de varios cultivos; la disminución de la productividad de trabajadores e impactos negativos en la salud humana; cambios en la circulación termohalina; la muerte de arrecifes de coral; y la extinción generalizada de especies que puede llevar al colapso de ecosistemas. Sin mencionar los riesgos sistémicos y posibles efectos-cascada por la combinación de estos impactos, muchos de los cuales apenas estamos empezando a comprender. Aún así, subestima significativamente la tasa de aumento del nivel del mar, la cual es varias veces mayor anualmente de lo que sugiere. También parece verlo como una oportunidad de negocio inmobiliario, ignorando que el incremento del nivel del mar reduce -no aumenta- el área frente al mar y, lo que es mucho más importante (dependiendo del nivel de calentamiento), el aumento afectará a numerosas regiones del planeta, reduciendo la producción de alimentos y amenazando con desplazar a millones de personas. Por último, Trump parece argumentar que la guerra nuclear es una amenaza mayor que el cambio climático. Si bien no hay razón para descuidar una amenaza en favor de la otra, vale la pena señalar que el peligro a escala global de una guerra nuclear es el “invierno nuclear” -no el “calentamiento nuclear”-, el cual consiste en el impacto adverso que explosiones nucleares tendrían en el clima.
Musk: “…con el tiempo queremos pasar a una economía energética sostenible porque, tarde o temprano, nos quedamos sin petróleo y gas, no es infinito”
Musk señala que los combustibles fósiles son recursos limitados -no renovables-, pero parece pasar por alto el hecho de que nuestro “presupuesto de carbono” (la cantidad de CO2 que aún podemos emitir antes de alcanzar un nivel de calentamiento que exacerbaría significativamente los problemas mencionados anteriormente) está mucho más cerca de agotarse (o puede que ya se haya agotado) antes que las reservas de combustibles fósiles. Esta es la razón principal de la urgencia de una transición energética.
Musk: “…si simplemente sigues aumentando las partes por millón [ppm de CO2 ] en la atmósfera durante suficiente tiempo, al final, simplemente se vuelve incómodo respirar […] si superas las 1.000 ppm de CO2 empiezas a tener dolores de cabeza y náuseas”
Musk sostiene que un nivel peligroso de concentración atmosférica de CO2 es 1.000 ppm porque causa malestar humano. Este límite, que corresponde a niveles seguros de CO2 en interiores, pasa por alto el hecho de que, con la actual concentración atmosférica de CO2 de aproximadamente 423 ppm (pronóstico para 2024), y el nivel asociado de calentamiento, ya se están produciendo importantes perturbaciones en ecosistemas alrededor del mundo. Por ejemplo, eventos masivos de blanqueamiento de corales están matando corales, amenazando la vida marina, y poniendo en peligro la pesca de la que millones de personas dependen para su alimentación e ingresos. Por lo tanto, la destrucción de los ecosistemas causará a los humanos mucho más que una mera incomodidad, y si la investigación sobre climas antiguos sirve como referencia, cuando los niveles atmosféricos de CO2 rondaban las 1.000 ppm (hace unos 50 millones de años), las temperaturas globales eran aproximadamente 13°C más altas que hoy, con niveles del mar alrededor de 70 metros más altos, y las condiciones planetarias muy diferentes a las que hemos experimentado los seres humanos a lo largo de nuestra existencia.
Musk: “… ahora estamos en el rango de 400, creo que estamos agregando aproximadamente 2 ppm por año. Entonces, quiero decir, todavía nos da, lo que significa, como que todavía tenemos bastante tiempo. Pero, no es necesario apresurarse ni impedir que los agricultores cultiven, o impedir que la gente coma filetes, o cosas básicas de ese tipo. Es decir, hay que dejar a los agricultores en paz”.
Este parece ser el razonamiento de Musk para argumentar que no hay una necesidad urgente de reducir las emisiones de CO2. Se estima que la tasa anual de crecimiento del CO2 atmosférico está entre 2 y 3 ppm. Suponiendo que esta tasa se mantiene constante, si el límite peligroso fuese 1000 ppm, tendríamos una ventana de tiempo de aproximadamente 192 a 289 años. Sin embargo, como se mencionó anteriormente, la concentración actual y creciente de CO2 ya está causando problemas importantes, incluyendo afecciones a agricultores, quienes serán afectados por un mayor calentamiento mucho más que por cualquier posible cambio en la dieta de la población.
Trump: “Yo logré que se apruebe ANWR en Alaska. […] Eso es ANWR. Eso es más grande, o creen que podría ser más grande, que Arabia Saudita, en Alaska, podría ser más grande que Arabia Saudita. […] Y lo pondré en marcha muy rápidamente, porque no solo es grande para Alaska, quiero decir, hablamos de desarrollo económico para los Estados Unidos. Es decir, dicen que es más grande que Arabia Saudita o del mismo tamaño y puro, realmente lo bueno. […] Entonces, creo que tenemos, ya sabes, quizás cientos de años por delante. Nadie lo sabe realmente, pero durante ese tiempo, aparecerá algo que será muy bueno”.
Trump se refiere a las reservas de petróleo que se encuentran en el Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico (ANWR por sus siglas en inglés), estimadas en 10.400 millones de barriles de petróleo (estimación media), que son mucho menores que las reservas de Arabia Saudita, pero no obstante son significativas, y de petróleo de aparente buena calidad (“realmente lo bueno”). Dejando de lado los impactos ambientales irreversibles que la explotación de tales recursos tendría sobre la vida silvestre y el ecosistema único del Ártico, no parece preocuparle la cantidad de emisiones de CO2 que se emitirían como resultado de la extracción y el consumo de tales reservas de petróleo (sin incluir las emisiones de carbono adicionales que podrían liberarse en forma de CH4 debido al deshielo del permafrost por posibles cambios en la migración de caribúes).
Musk: “…mi punto de vista es que, si consideras la cantidad de ppm que aumenta cada año, sabes, obtienes algo así como 2 o 3 ppm cada año de CO2. Quiero decir, creo que parte de eso es problemático si se acelera, si pasamos de 2 o 3 a, digamos, 5. Y luego puede haber algunas situaciones en las que se produzca un aumento brusco del CO2. Y creo que no queremos acercarnos demasiado a 1.000 ppm porque, en realidad, eso hace que sea incómodo respirar, solamente existir en 1.000 ppm de CO2, sumado a eso, como, eso se considera un riesgo industrial”.
Musk enfatiza que el nivel peligroso de CO2 en la atmósfera es 1.000 ppm y que el actual aumento anual sólo se convierte en un problema si este se acelera a 5 ppm. Presumiblemente, esto se debe a que entonces alcanzaríamos las 1.000 ppm más rápido (en unos 85 años a una tasa de crecimiento constante de 5 ppm por año), pero no debido a cualquier otro impacto generado por duplicar nuestras emisiones anuales actuales.
Musk: “…si, no sé, dentro de 50 a 100 años somos, no sé, mayoritariamente sostenibles, creo que probablemente estará bien. Entonces, no es como si la casa se está incendiando de inmediato, pero creo que es algo hacia lo que debemos avanzar, y, ya sabes, en general es probablemente mejor avanzar más rápido que más lento, pero sin vilificar a la industria petrolera, y sin causar dificultades a corto plazo. Creo que esto se puede hacer sin, sabes, dejando que la gente siga comiendo carne y pueda seguir conduciendo vehículos a gasolina, sabes, está bien”.
En consonancia con su creencia de que faltan varias décadas antes de que las concentraciones atmosféricas de CO2 se conviertan en un problema, Musk sugiere que no hay necesidad de una urgente transición hacia la sostenibilidad. En consecuencia, da a entender que no es necesario que la gente considere cambios en su estilo de vida (incluyendo el conducir automóviles a gasolina; una postura un tanto irónica dado que una de sus empresas produce vehículos eléctricos). Esta visión contrasta marcadamente con reportes científicos que indican que la humanidad ya ha superado varios umbrales (límites planetarios) que ponen en riesgo la estabilidad de todo el sistema de la Tierra.
Trump: “…lo único que no entiendo es por qué la gente habla del calentamiento global o del cambio climático, pero nunca habla del calentamiento nuclear. […] eso es muy peligroso”.
Por último, Trump insiste en que el “calentamiento nuclear” es la amenaza que debería preocupar a la gente.
Aunque esta conversación ha sido criticada e incluso etiquetada como “la conversación climática más tonta de todos los tiempos”, más allá de las imprecisiones científicas y los claros puntos ciegos, ésta revela una ausencia generalizada del sentido de urgencia, combinada con una visión engañosa y centrada en el ser humano de los problemas ambientales, donde parecen valorarse aparentes oportunidades de negocios por encima de los riesgos climáticos. Esto podría explicar por qué, por un lado, una de las compañías de Musk -Tesla- afirma estar promoviendo una rápida transición hacia la sostenibilidad, mientras que otra de sus compañías -SpaceX- compite con otras empresas de multimillonarios para desarrollar el turismo espacial, a pesar de los impactos climáticos y en el ozono estratosférico que plantea esta emergente industria (misma que aún no está regulada por sus efectos ambientales).
Se suele decir que el cambio climático es una cuestión de riesgo (un riesgo compartido y existencial). Tal vez el poder afecta la percepción del riesgo. En cualquier caso, es la visión (y la ceguera) de las personas más poderosas la que determinará en gran medida cómo utilizaremos nuestro escaso tiempo y recursos (incluido lo que quede de nuestro presupuesto de carbono). Es aún incierto si invertiremos esos escasos recursos y tiempo en tratar de implementar “soluciones” como la propuesta de Jeff Bezos (el segundo hombre más rico del mundo) de trasladar las industrias contaminantes al espacio, o si lo utilizaremos para transformar nuestra economía y descarbonizarla rápidamente aquí en la Tierra.
En una era en la que la pregunta “¿Crees en el cambio climático?” se ha normalizado a pesar de que la ciencia del clima no pertenece al ámbito de lo sobrenatural y, por lo tanto, no es una cuestión de fe, lo que resulta difícil de creer es el grado en el que quienes ostentan poder parecen ignorar la gravedad del cambio climático. En consecuencia, además de depositar grandes cantidades de CO2 en la atmósfera, la mayor amenaza para la humanidad es quizás también el hecho de depositar grandes cantidades de poder en unos pocos. Por ende, mientras consideramos formas de reducir la concentración de emisiones en la atmósfera, también deberíamos considerar formas de reducir la concentración de poder en el mundo.
Descargo de responsabilidad: Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no reflejan necesariamente las opiniones de la Fundación Beyond One
Publicado por Universidad de Ciencias Aplicadas de NOVIA: ¿Qué sabe y se preocupa el poder sobre el clima?
Fecha de Publicación: 24.9.2024
Autor: Jorge Goméz-Paredes
